JOSÉ CAPOBIANCO

ARGENTINA

                                      

LA METAMORFOSIS DEL ALGODONAL

 

Algodón, alas blancas

pájaros dormidos en los hiperbéreos

campos argentinos.

Calor, lunas agobiantes

que rebelan sombras fantasmales,

(quizá de estrellas caídas del más allá

para posarse en las heridas de los surcos

manchadas de sudor y lágrimas)

Soles chaqueños

transfiguración y muerte de un ensueño

Al despertar el alba.

Algodón, alas blancas

pájaros que abandonaron

el misterio de la noche,

o acaso mariposas blancas y amarillas

que intentaron volar.

 

En el horizonte del algodonal

vislumbro a alguien

cosechando flores,

que aprieta contra su pecho

a la espera de las monedas prometidas.

Y tal vez ese niño –o ese anciano-

reconocerá después en un abrigo

o en el tapiz de un artista,

a la bandada de pájaros blancos

que él puso en libertad…

 

DIÁSPORA

Hoy te confieso Buenos Aires

que no pude amar otras calles, otras plazas, otros parques,

aunque sí otras minas con las que yo alivié mis alforjas.

Recuerdo que cuando el tren partió,

mi cuerpo quedó pegado al asiento

y junto al obelisco y a la 9 de julio

mi alma durmió esperanzada, rechazando el desierto.

Entonces hubo separación de cuerpos

y mi bronca y el frío fueron in crescendo.

A pesar de la partida obligada y dolorosa

no te dejé de amar, Buenos Aires,

pues después de ese masijo tramposo,

cuando se olvidaron de mí, pude volver al obelisco

a relojear mi alma y retornar el orden pretérito.

 

Se había producido lo que chamuya Bioy:

los elementos dispersos (cuerpo y alma)

volvieron a reunirse para putear a coro

a los causantes de mi DESTIERRO.

 

JOSÉ CAPOBIANCO, escritor y periodista argentino residente en la Ciudad de Buenos Aires. Ha publicdo El Batacazo, en 1997.

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